
Ganas de mover el mundo. De hacer bailar un grupo de adolescentes en tan sólo 5 días. De desvelar el sistema que aísla los banqueros y los convierte en amos del universo. De encontrar un punto de conexión entre todas las protestas pacíficas. De hacer un viaje íntimo al mundo de Mercedes Sosa. De conocer todas las peluquerías del Raval. De domar peces. De hacer un trasplante de corazón a un niño ruso de 5 años, porque en Rusia está prohibido. De ver la otra cara de Barcelona, la Ciudad Muerta. De conocer el jugador de baloncesto que mide 1 metro de altura y el pueblo español donde sólo quedan 4 habitantes. De recoger los 50 millones de residuos electrónicos que los países desarrollados tiran cada año en África. De mostrar que se puede cruzar el mundo sin dinero ni equipaje y en una silla de ruedas. Con todas estas ganas y algunas más, el festival de documentales más molón de Barcelona aterriza en la ciudad para siete días de proyecciones, master clases, coloquios y secciones diversas, y con un único objetivo: mostrar el poder de los documentales para mover el mundo. Así sí se puede empezar bien una semana.