Hace nueve años, dos hermanos apasionados por la cocina decidieron crear su propio rincón gastronómico en la siempre tranquila calle Francisco Giner. Lo llamaron Estel de Gràcia, obviamente en honor al barrio que lo acoge, y lo que empezó como un restaurante de pizza y platos sencillos acabó convirtiéndose en lo que es hoy, un lugar especializado en cocina mediterránea con una extensa propuesta de lo más interesante. Cuando visitamos l’Estel nos dimos cuenta rápidamente de que Salva y Begoña son dos apasionados de su trabajo. Y muy majos, todo sea dicho. Tenían tantas ganas de que probásemos todos sus platos que acabamos casi sin respiración. Pero mereció la pena: desde su ensalada tibia con base de cebolla caramelizada y queso de cabra, hasta su pincho de salmón con mascarpone y mostaza antigua, cada tapa es única. Mención especial a su montadito de magret de pato, y también a sus huevos estrellados, receta de la casa. Además el entorno es agradable y la decoración elegante, pero sin esnobismos. Así que la próxima vez que quieras cenar por Gràcia, recuerda que hay vida bajo la Travessera y, aprovechado que se acercan tiempos navideños, sigue “l’Estel”.
