El Warike Project no es fácil de encontrar. El mejor restaurante peruano de Poblenou está escondido al fondo de un callejón entre muelles de carga, como si quisiera protegerse del gran público. El pequeño esfuerzo extra que exige llegar al Warike queda de largo recompensado cuando te sientas en la mesa. Jeff Espinoza comanda con nervio la pequeña cocina de su obrador especializado en carnes ahumadas al cilindro, ceviches y sánguches para llevar (bocadillos gourmet que te dejan sin habla).
Empezamos con el choclo o maíz de grano grande a la brasa y salsa verde huacatay. Solo por este choclo, ya valdría la pena comer un par de veces por semana en el Warike. Seguimos con los ceviches (clásico y Nikkei), sutiles, balanceados, deliciosos. Rematamos la faena con las carnes al cilindro: medio pollo que Jeff insistió que pidiéramos y la panceta. Un espectáculo ahumado de carne que se deshace a cada mordisco. El cilindro es un horno peruano que dominan en el Warike, en el que se cuelgan cortes de carne para cocinarlos a baja temperatura durante horas. Después de toda esta comida y unas cuantas Cusqueñas bien frías, mi recuerdo del Warike es inmejorable. Un suelo de césped artificial, sofás bien puestos y una mesa larga compartida consiguen convertir en acogedor lo que sería un almacén de Poblenou.
Seas o no fan de la comida peruana, haz una reserva o pide take away de este enorme y humilde restaurante escondido. Una comida que tú también tardarás tiempo en olvidar.