Vivimos en tierra de mezclas. Por nuestro país ha pasado gente de todos los puntos cardinales y de mil culturas distintas. Y eso, se nota. Y además, nos gusta. Por eso lugares como el restaurante Ziryab son tan bienvenidos en nuestra bella ciudad, pues su propuesta de tapas fusión de cocina árabe y gastronomía catalana cautiva desde el primer momento. Se trata de un local escondido en el Born, no demasiado grande, pero cálido, íntimo y acogedor como pocos. Su personal destaca por su cercanía y además se nota que se llevan bien entre ellos, como en una familia. Y eso, parece que no, pero marca una diferencia. Toma asiento y déjate aconsejar por la camarera. En nuestro caso, Denys nos recomendó un vino libanés suave y delicioso, que combinamos para empezar con varios dips especialidad de la casa, entre los que destaca el de bacon, puerro caramelizado y queso de cabra, aparte del imprescindible babaghanoush. Otro must son los dátiles con bacon: no podrás creerte cómo se deshacen en tu boca. Y qué decir de los rollitos de queso halloumi, con su sorprendente textura y su intenso, pero nada empalagoso, sabor. Y por la parte catalana, puedes disfrutar de sus patatas bravas al horno, increíbles, así como de pà amb tomàquet y otros bocados locales (ojo al dato: ¡panellets todo el año!). Merece la pena asomarse los fines de semana a medio día, pues la hora del brunch es toda una fiesta, con nuevas propuestas gastronómicas y música en vivo. En definitiva, una maravillosa cueva de Alí Babá donde disfrutar de tesoros culinarios únicos en la ciudad.
