Eran los años noventa, en un teatro a punto de derrumbarse en una ciudad muy lejana, y de la mano de un amigo que me convenció para conocer al Lynch de Blue Velvet (Terciopelo azul) entré en un mundo del que nunca logré escapar.
La casi destrucción de un mundo personal por la curiosidad de encontrar una oreja en medio de un campo cubierta de hormigas, muy al estilo de Buñuel, desarrolla una de las tramas mas duales del surrealismo de David Lynch en una pantalla, y que ha llevado a Blue Velvet a convertirse en una obra maestra desde entonces. Bobby Vinton dio mucho de sí con su entonces famosa canción homónima: el director de Montana transforma una melodía en una oscura película donde, en la búsqueda de un asesino, transforma su rutina en una gran cacería de perversiones oscuras y meticulosas aberraciones, pasiones que no pasan desapercibidas durante la proyección de una película. Phenomena trae esta imperdible cita para curiosos que siempre encuentran inspiración en la oscuridad de un cine.
