Esta es mi quinta reseña de Choreoscope y presumo de ello hasta donde me corresponde, que ni más falta hace precisar que la estrella es el festival. Una estrella roja gigante en plena expansión que ya no entra en el cine Maldá, sino que ha tenido que ocupar no solo la Filmoteca y hasta el Santa Mònica. ¿Se imaginan a este festival de cine de danza creciendo aún más y con pantallas gigantes en plenas calles la ciudad? Yo sí, por qué no. Las actividades que forman parte de este Choreoscope incluyen ahora no solo proyecciones de cortos sino conferencias, talleres, sesiones largas de cine dentro del programa de la Filmoteca y exposiciones dentro del Santa Mònica. En particular, quiero referirme a la muestra “Dolor”, con imágenes de bailarines lesionados. Siempre digo que todos tenemos un Cronenberg dentro, y si yo no necesito a la tauromaquia es porque tengo danza… ¿Vamos?
