Eran los 90, hombre. Y nadie que haya pasado joven por allí te dirá lo contrario: los 90 fueron la hostia. El futuro brillaba. Todo iba a ir de puta madre. Sólo había que pasárselo bien. Y la música, bueno. “Si no puedo bailar, no es mi revolución”, te dirían. Nacía la música electrónica, el French Touch, ¡Daft Punk! ¿Te puedes imaginar el mundo sin Daft Punk? Claro que puedes, pero no lo quieres. Los 90 fueron una fiesta, sí. De estas que te siguen el resto de tu vida, como diría Hemingway. Qué más da si todo resultó inútil. Bueno, no todo: hemos vivido para contarlo. Y Mia Hansen-Løve, para hacer una película sobre ello. Que solo por ser la primera sobre el tema, ya interesa. El hecho es que además es buena: todo lo buena que puede ser una película larga, realista, sobre la vida de un DJ desconocido y que huye de los estereotipos. “Eden” clausuró a lo grande el último D’A y ahora llega a nuestras pantallas para contarnos el cuento con muchas raves, mucho garage y mucha melancolía. Disfrutaremos viéndola como unos enanos. Que es una película sobre los 90, hombre.
