La sala oscura; los espectadores lanzando miradas en la penumbra; vírgenes de expectación y abiertos a lo que el proyector nos lance.
Y en el momento más inesperado… ¡Boom! Un fundido y el redoble de una orquesta completa. Títulos en tonos sepia. Cine mudo claro, pero a velocidad de hoy. Esto empieza con movimiento, un travelling tras travelling que sienta las bases formales de El maquinista de La General, una auténtica oda a la cinemática.
Puro músculo cinematográfico hablándonos de Johnnie Gray, el icónico Buster Keaton encarnando a un maquinista de la Western and Atlantic Railroad que vive entre sus dos amores: Annabelle Lee y su locomotora, la “General”. Estalla la guerra de Secesión y Annabelle pide a Johnnie que se aliste. Deniegan su petición, porque como maquinista es más provechoso para la nación que como soldado, y Johnnie resultará marginado por su amada y la familia de esta. Pero el azar reconducirá el sino de nuestro enamorado cuando azarosamente su “General”, y él a los mandos, se conviertan en los protagonistas y triunfadores de un episodio de boicot nordista.
La última película a los mandos de la unidad de producción de Keaton (antes de ser adquirida por la MGM) es una película de auténtica batuta, donde la precisión y la autoría crean un juego fílmico de lenguaje multiencuadre, metáforas formales sobre el tren e inventiva de todo lo imposible que puede acontecer a lo largo de un raíl.
Lo mejor de “cara de Palo” (nuestro impasible Keaton) es su capacidad para atravesar esa línea con elementos que dan ritmo al esqueleto y puntuarlo con pinceladas de altísima calidad poética. Como la carta de amor al filtro del iris de la cámara cuando Johnnie se esconde bajo la mesa de los soldados de la Unión o el inolvidable momento en el que, rechazado por Annabelle, utiliza la mole férrea del tren en movimiento para evocar una ingrávida y obsesiva tristeza.
El maquinista de La General es una de las grandes superproducciones de los años 20, con un alto despliegue de efectos especiales que ensalza al pequeño hombre y reivindica el valor de lo espontáneo. Es loable un segmento en el que Buster saca de una caseta una plataforma mecánica con la que dar caza a su tren robado. La plataforma retrocede por la inclinación natural del terreno y Keaton tiene que impulsar un extra de fuerza al mecanismo para salvar el desnivel y hacer que avance. En cualquier gran producción contemporánea se recortaría inmediatamente este metraje, inútil y casi documental, pero Keaton es capaz de crear este salto mortal de ingente presupuesto mientras conserva la frescura necesaria para acercar su obra a la escala del corazón humano.
El evento tendrá lugar al aire libre, en el foso del castillo de Montjuïc. Comenzará con el concierto en directo de la Simfònica Film Quartet, que también interpretará en vivo la música de El maquinista de La General durante su proyección. La película contará además con la presentación de Marius Rubio (de FX ANIMATION Barcelona 3D & Film School).
También puede comprarse una entrada combinada para visitar el castillo a partir de las 19h o adquirir anticipadamente un menú eco-picnik (hamburguesa, patatas salvajes y bebida) para disfrutar durante el evento.
