Una banda de chicas. Del título original francés “Bande de filles”, que en el resto del mundo se convirtió en “Girlhood”, haciendo pensar directamente en una especie de “versión femenina” de “Boyhood”. Nada más lejos de la realidad. “Girlhood” resulta del todo antagónica a “Boyhood” (que a estas alturas ya ha sido troleada en las redes como “12 years a white kid”). Es la historia de Marieme, una chica negra de los suburbios de París, oprimida por su entorno familiar, sus nulas perspectivas en la escuela y por la ley que imponen los chicos en su barrio. Pero también lo es de una rebelde y flamante banda de chicas, de la cual va a formar parte Marieme, cambiando su nombre, su modo de vestir y abandonando el colegio, segura de que éste es su verdadero camino hacia la libertad. Lo que pasa entonces es cosa de actrices estupendas, banda sonora vibrante (“Diamonds” de Rihanna en escena-clímax incluida) y una autora genial llamada Céline Sciamma, que ya había demostrado toda su chispa y delicadeza para abordar dramas de género e identidad en la encantadora “Tomboy”. A no perdérsela, se ha dicho.
