Cuando me voy de viaje al extranjero, me gusta investigar si conozco algún músico cuya origen es mi país de destino. El año pasado, con un billete para Nueva Zelanda en el bolsillo, empecé a preguntarme: ¿conozco a algún artista neozelandés? Para mi sorpresa, resultaba que sí: aprendí así que el grupo de rock Unknown Mortal Orchestra era de Auckland, igual que una joven cantautor llamada Ella Marija Lani Yelich-O’Connor, aunque os sonará mucho más su nombre artístico: Lorde.
De Lorde conocía poco más que sus singles “Royals” y “Team”, también que era muy joven cuando lanzó su álbum Pure Heroine, un éxito de ventas por cierto, y recordaba algún ranking de Pitchfork que lo clasificaba como uno de los mejores discos de 2013. Pero lejos de ser sólo una niña guapa y estrella fugaz del pop rock, descubrí que Lorde tenía, además de una voz espectacular al estilo de Florence Welch (Florence And The Machine), un estilo rompedor, intenso y a la vez totalmente auténtico.
Alejándose de los estereotipos mainstream en los cuales hubiera podido caer fácilmente, con sólo 20 años sacó este año su segundo LP Melodrama, una verdadera joya musical centrada en la potencia de su voz, así como en sus letras ingeniosas y este toque de misterio que siempre rodea a la cantante. Desde el rock alternativo, pop o indie, hasta el rap al estilo de CocoRosie, Lorde nos ofrece una música rica en texturas, lírica y cálida. Se la comparó mucho a Lana Del Rey, pero si bien su ambiente musical es parecido, Lorde se caracteriza por una naturalidad desbordante, explorando la fantasía musical con talento y sutileza. Su directo promete ser cautivador y esperaremos con muchas ganas escuchar sus nuevos temas como “Perfect Places”, “Green Light” o “Sober”.
