Andaba yo pensando en qué momento descubrí a Nick Waterhouse. Y sí, como todos los buenos descubrimientos musicales lo hice a través de un ex. Porque sí, una es así de volátil y cambia de estilo musical tanto como de novio. Y YA ES DECIR. Así que después de una breve etapa punk, un período infame de música electrónica y una fase de jazz, apareció ese tipo que un día entre risas y vinos puso ESA canción. Y todo ese año sonó «Time is All Gone» y fuimos felices. La relación duró poco, pero la mezcla de blues, jazz & soul del chiquillo con pintas de Buddy Holly se quedó ahí, y hasta día de hoy sigue siendo uno de mis discos de cabecera.
Este lunes toca en Sala Bikini. Recomendamos fervientemente que aprovechéis para llevar a un ligue. Yo espero no encontrarme al mío.
