Hubo un tiempo en que lo más hip era Ramón Llull, el protagonista de la exposición que el CCCB inaugura esta semana. Un filósofo de la vieja escuela, cuyo aporte quedó cuestionado por su época y que, adquirida la suficiente distancia y perspectiva, deviene una mente influyente para una gran variedad de disciplinas. Ramón Llull fue un hombre global: comprometido con su patria a la vez que abierto al pensamiento europeo, de médula cristiana e interés por el vecino árabe y judío, tenaz en la búsqueda de una ciencia integradora que explicara los procesos que sostenían la ciencia de su época. Ramón Llull fue un hombre ambicioso, consecuente con sus ideas hasta el último momento. Un proceder que Amador Vega Esquerra ha transformado en una muestra también ambiciosa, de esas en las que los artistas presentes componen una lista tan larga como esta reseña. Ramón Llull merece este homenaje conceptual. Ramón Llull Rules.
