Aún recuerdo mi primera vez en el Konvent, de donde para poder escapar tuve que caminar por la carretera hasta Berga. Fueron unos kilómetros, unos pocos, supongo (y muy disfrutados). En el camino, vi varias vacas y terneritas con sus campanas en el cuello. Casi me vuelvo vegetariano. Luego, subí al autobús y otra vez en casa. Como si hubiera sido un sueño. Es más, siento que algún día tendré que escribir algo más extendido sobre este lugar tan especial. Ignoro si su pasado como convento contribuye con la espiritualidad que se respira. Una magia de aquellas, como la de esos lugares que ya no existen y te cuentan cómo fue. Porque eras solo un niño y tú con las ganas de haber estado ahí: ¿por qué no nací antes? Pues eso es el Konvent, para que tú lo cuentes y los más jóvenes digan eso también. El festival Salt Mortal será este fin de semana ahí, y te sorprenderás no solo de la atmósfera, sino de las propuestas musicales. Artistas no solo de Barcelona, sino también de Valencia, Mallorca y Alicante. Dicen que lo mejor es ir y venir en coche al Konvent. O puedes irte en autobús y antes saludar a las terneritas con campana. ¿Que por qué me escapé? Simplemente, lo estaba pasando muy bien y no quería pasarlo mejor. Sentía que podría terminar viviendo ahí para siempre, como un nuevo monje en el convento. Y en la ciudad, aún me quedaban cuentas por saldar.
