Seré sincero, a mi los Posies en disco me rechinan un poco. No es su culpa, es el power-pop, que siempre me ha resultado algo cursi. Tampoco es que las melodías alegres me fascinen ni las voces demasiado melosas si no van acompañadas a penas de una guitarra arpergiada o de un piano o qué sé yo. Sin embargo, a los Posies les di una oportunidad hace un par de años cuando vinieron por última vez, quizás porque son muy admirados por amigos míos cuyo criterio respeto mucho, quizás porque son de Seattle y eso ya es, en sí mismo, un valor que hay que tener en cuenta. Y truenan. Los Posies en directo son otra cosa. Las guitarras tienen la distorsión propia de las bandas de Washington y la añorada actitud incendiaria de los 90. Las tonadillas y los estribillos joviales, lejos de empalagar, te invaden el cuerpo y contagian la fiesta de la música y dan ganas de saltar y cantar como un hoolligan: «I can dream all day». Como curiosidad, uno de sus músicos participó en la producción en Sant Feliu de Guixols, del grupo que les acompañarán en Razz 2: Copa Lotus. Los de Vilanova, han sacado un primer disco muy solvente que se pasea entre el pop, el folk y el rock con una soltura y madurez impropias de un estreno. Ya sabéis, pues, buen rollito y energía positiva para afrontar el fin de semana con la suficiente carrerilla como para no aterrizar hasta el lunes siguiente, que ya es lunes y ya da igual todo.
//foto de Christine Taylor
