En los laberintos de hormigón que llamamos ciudades sigue dando el sol, la brisa nos mece el cabello y seguimos teniendo que buscar nutrientes en los alimentos y refresco en la sombra: seguimos siendo humanos. Sin embargo, en la sociedad de plástico y aluminio en la que vivimos inmersos es fácil olvidar que además de carne inteligente, el hombre también es un animal y como tal pertenece a la tierra.
En Vendrán tiempos mejores (Phie Ambo, 2014) nos acercamos a contemplar la vida de Niels Stokholm, el único granjero biodinámico de Dinamarca, que ha consagrado su vida a la preservación de la vaca lechera roja danesa y a la agricultura sostenible respetuosa con el entorno. Stokholm siente la relación entre los diferentes elementos del ecosistema de una forma mística y casi panteísta. Cruce entre ingeniero y chamán, Niels sabe que enterrando los cuernos de las vacas que ha sacrificado la tierra absorberá calcio y el brezo crecerá fuerte. También sabe que el diente de león se abre con el sol y se cierra con la lluvia, que su forma obedece a un esquema sutil que conecta tierra y cielo y que suele pasarnos inadvertido. La lucha de Niels es despertar las conciencias para que poco a poco otros granjeros se sumen al movimiento biodinámico, que considera a las granjas como organismos complejos, una suerte de ente que nace de las interrelaciones de todos los seres que la componen y habitan. Sin embargo, la quijotesca empresa de Stokholm va más allá que la implementación de una manera determinada de cultivar la tierra y criar animales; su causa es una causa moral y su enemigo la sociedad de consumo. En el mundo cada más tecnificado en el que vivimos los cambios se suceden con una celeridad pasmosa y aún no sabemos con certeza qué impacto causará nuestro comportamiento en el planeta, nuestra idea del progreso amenaza con arrancarnos del hábitat natural en el que hemos evolucionado y los recursos naturales menguan con celeridad pasmosa. No sabemos qué nos depara el devenir en esta roca espacial a la que llamamos hogar, pero como dice el propio Niels: “El futuro llegará, no sabemos si mañana o dentro de cien años, pero debemos estar preparados para ello”.
