Entrevista a Diego López (Sitges Festival)

El 50 aniversario del Festival de Cine Fantástico de Sitges fue todo un espectáculo (tras otro). 10 días de clima excelente trufados por la visita de figuras emblemáticas de la industria del cine fantástico internacional como Guillermo del Toro (el padrino del festival), William FriedkinUdo Kier y Susan Sarandon. Un festival de alfombras rojas, presentaciones y otros eventos repartidos entre las más de 200 películas de su parrilla de programación. Una labor titánica de selección de la que quise saber más. Para ello me cité el miércoles 11 de octubre a las 11 de la mañana (si, en un atrevido código numérico doble digno de un advenimiento inesperado) con Diego López, miembro del comité de programación del festival y principal responsable de su sección Brigadoon. Nos dirigimos a un lugar apartado donde mi iPhone puediese registrar la conversación al margen de los primeros movimientos del día que el festival desplegaba en los espacios del hotel Meliá, sede principal del certamen. Me pongo al día con el currículo de Diego en el festival: lleva acudiendo a Sitges desde el 91-92 como público, empieza a trabajar oficialmente en el 2010 aunque previamente ya había colaborado en la sección Brigadoon. También había sido jurado de Méliès de plata y Méliès de oro y tiene una larga trayectoria que le vincula con la gente y el equipo del festival. Esta es su octava edición como programador, una labor y devoción que transpiró en cada una de sus respuestas.

Enhorabuena por el 50 aniversario. ¿Cómo sentís desde la organización esta fecha tan señalada? 

Gracias. Es muy bonito, la palabra es bonito. De golpe encontrarte en algo que ha formado parte de tu vida, en mi caso casi más de la mitad de los años que tengo, y que haya un 50 aniversario; que sea responsable de todos los actos. En mi caso he sido incluso comisario de las 2 exposiciones que hemos hecho en Barcelona, en la Filmoteca de Catalunya y en el Reial Cercle. Haber colaborado en el libro conmemorativo y lógicamente en la propia edición del festival es muy bonito. Es una cosa que quedará para el recuerdo, además viendo lo que la gente está disfrutando con la programación y el éxito de público en general… El fin de semana estaba lleno, las exposiciones y la Zombie Walk fueron súper bien. Así que entusiasmados.

Los géneros que representa el festival son bastante extremos. ¿Ha interferido en alguna ocasión esta sensibilidad para las relaciones con el municipio de Sitges y su imagen internacional?  

Yo creo que no porque desde el inicio del festival se utilizaba en el nombre la palabra terror. Hablamos del año 68, entrando en la década de los 70, una etapa en la que España estaba bajo el yugo de una dictadura donde utilizar la palabra terror ya era un atrevimiento. Realmente el terror lo estaban proclamando otras personas. Así que yo creo que no. Además del terror y el fantástico hay un abanico muy amplio, la programación del festival en sus distintas secciones se mueve mucho. En una sección como Noves Visions puedes encontrar cosas muy distintas en todo el género fantástico, Órbita la hemos centrado en cine de acción y policiaco. Hemos trabajado en que el fantástico va mas allá, no se queda solamente en el cine gore, en el terror o en la ciencia ficción. Y esto ha hecho crecer al festival, abrir esta nueva puerta y dimensionar todo. Esto conlleva más público y más interés. Hay más propuestas, así que yo creo que no ha habido nunca un conflicto.

En parte me respondes a otra pregunta que tenía sobre la interesante presencia de películas alternativas, menos encorsetadas en los géneros base del festival, como la sección Seven Chances. Me preguntaba si Sitges busca ampliar su mirada.

Si, desde hace muchos años. Seven Chances es la conexión que tiene el festival con la crítica, donde hacen esa selección de 7 películas, una cada crítico, y la presentan. Además de Noves Visions y Órbita luego tienes Midnight, las sesiones de medianoche que son muy gamberras, muy killer. Yo creo que el público puede hacerse su planning en relación al género que le guste más dentro del fantástico. Seguramente a una persona que es muy fan de Noves Visions no le acaben de interesar las propuestas de Midnight, o viceversa. O gente con mucha amplitud que quiere ver cosas de sección oficial, de Órbita, de Brigadoon, de Noves Visions, que lo quiere abarcar todo. Sobre todo es definir las secciones para la gente que le interesa algo en concreto. Técnicamente es imposible estar aquí 11 días si quieres ver todo. Creo que está bien la definición que se ha ido trabajando en los últimos años, con las diversas secciones, y con películas ubicadas para un público que ya sabe lo que quiere ver.

Gozáis de una posición privilegiada en el panorama de la exhibición actual. ¿Cómo repercute una selección de Sitges en la vida de una obra audiovisual? 

Para una película, para un director, una exhibidora o un productor creo que es vital. De golpe lo ves, hablas con ellos en relación a tener la peli y parten de la palabra “sueño”. Hablaba con uno de los directores de Matar a Dios y él lo decía: “nervioso, está mi película en el festival y se va a ver en el Auditori”. Sobre todo lo ves muy bien cuando vas fuera, a un festival como Cannes, Berlin, Bifan en Corea del Sur… Ves el recibimiento y la fuerza del festival, el cariño que le tienen muchos otros certámenes y mercados que ponen el sello. Por ejemplo vas al mercado de Cannes, donde hay muchísimas películas que están en venta, y ves ese sello. Además hablamos de un festival que cumple 50 años, que es modélico dentro del cine fantástico y de terror a nivel mundial; que es el número 1, no dicho por nosotros sino por la gente que lo vive, por distribuidores, por prensa, por productores, etcétera, y que es durante 11 días una pantalla gigante de cine fantástico donde tenemos gente de todo el mundo, invitados, prensa… De alguna forma es importante ese sello de identidad que tiene.

No puedo imaginar la cantidad filmes que se inscriben al festival. ¿Cuáles son, aparte del género, vuestros criterios principales de selección?  

Como programadores, a la hora de seleccionar, tenemos que abrir muchos prismas. Hay que ver por un lado las cualidades técnicas de la película: dirección, intérpretes, guion… También tienes que analizar donde puedes ubicar la película. Hay muchas secciones y tienes que ubicarla en el ojo del espectador, cómo va a reaccionar. Son muchísimas y muchísimas películas; estamos hablando de centenares de películas donde al final programamos cerca de 200 títulos, es una barbaridad de películas y a veces hay que afinar en la peli. Además tenemos nuestra visión como programadores. No es la de todo el mundo ni la verdad absoluta pero mola la controversia que se puede crear de golpe con una película que nosotros tenemos muy clara, que se define muy bien para el festival y para la que luego salen esas voces, necesarias también: “la peli no es buena”… Mola, mola. De alguna forma también es parte de un festival ese pequeño corro alrededor de la película, traficar ideas: “pues sí, pues no, o en otra sección, o tiene tal error o acierto…”. Eso está muy bien. Pero como programadores son muchos aspectos: la calidad de la película, lo que te está explicando, en que sección puede estar y la mirada del público es muy importante, darles películas de calidad que entretengan y que disfruten. Hay una labor, no compleja porque ya digo que es fascinante, pero que tiene sus entresijos.

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Soy consciente de que tenéis una sección dedicada a las series, pero dado que las grandes plataformas VOD acaparan el consumo del espectador medio y ya comienzan a producir los nuevos títulos de los grandes autores, ¿cómo creéis que puede afectar este cambio a los festivales y, qué armas tenéis para adaptaos a la pequeña pantalla? 

Yo creo que armas no es la palabra porque en nuestro caso hemos llegado a ciertos acuerdos con Netflix que se están viendo durante estos días del festival. Por desgracia no está en nuestras manos que el tema de Stranger Things se tuviera que anular por una situación complicada, políticamente hablando, y que ha conllevado algunos problemas exclusivamente en el caso de esta serie. Pero tenemos la proyección de Okja, una peli que ya está en Netflix, que se pudo ver en Cannes, y que nos parecía la mar de interesante poderla proyectar también en el festival. Se han abierto esas puertas. Yo creo que hay un proceso en el que todos tenemos que convivir. Crear alianzas, desde nuestro punto de vista, es lo más importante. Y crear un conflicto es innecesario. Yo creo que las plataformas pueden convivir como han convivido los festivales durante muchísimos años habiendo otras formas de ver cine. Ahora estamos en esta nueva era donde una plataforma como Netflix o HBO, también Wuaki o Filmin  nos están dando cine en casa; y es importante ya que los videoclubs han desaparecido y tenemos que tener otras nuevas formas de ver cine. Así que más que conflicto hay que buscar alianzas para poder trabajar en conjunto. También es verdad que a la gente le gusta ver cine en casa. Todo el mundo tiene Netflix. Probablemente esto ha hecho que la piratería en este país, donde los índices son altísimos, haya descendido un poco. Aquí puede haber un efecto y creo que ha jugado a favor la llegada de las plataformas. Y a nivel de los festivales, repito, creo que hay que buscar más bien alianzas que no estar batalleando ni pensar “hay que expulsarlos», «no puede ser”. Si llegan estas plataformas que están dispuestas a producir, no olvidemos que no solo es emisión sino producción de proyectos que a lo mejor estudios o compañías no quieren o no pueden porque no les interesa, pues la verdad que no podemos cerrar una puerta del futuro. Aquí se comete un error desde muchos lugares o certámenes, pero por nuestra parte hay una total conexión con Netflix y esperemos que dure muchísimos años.

Porque va a ir a más.

Claro, es que me parece una locura ponernos como el conflicto en Cannes que se creó en el jurado oficial con Will Smith y Pedro Almodovar, en esa pelea que, aunque es claro que es bonito ver películas en el cine porque hemos crecido así, no podemos pelearnos contra el hecho de que las salas están desapareciendo; los videoclubs han desaparecido y la llegada de las plataformas es necesaria. Yo quiero seguir viendo cine en casa. Si Netflix me propone una película que yo quiero ver ¿por qué le voy a dar la espalda? O Filmin o la plataforma que sea. Y no pasa nada. Desde los festivales se pueden hacer muchas cosas interesantes con las plataformas, más que encerrarse y ponerse a la defensiva. Yo creo que es un error, pero bueno, cada certamen o cada dirección de programación tiene que tomar su vía y su decisión.

También es sintomático el crecimiento de la sección Cocoon, dedicadas a las experiencias inmersivas de VR, que este año estrena sección competitiva. ¿Estamos ante una tendencia o ante un cambio real en las formas de representar la narración audiovisual clásica?

Yo creo que es algo embrionario, la realidad virtual no es una novedad absoluta, lleva ya unos años y ahora empieza a coger forma; a estar presente en muchísimos festivales. El año pasado tuvimos la primera acción. Este año es la segunda y el crecimiento ha sido espectacular. Hablamos de dos salas, en el edificio Miramar y en la salida del Auditori. Tenemos como acabas de citar una sección a competición con su jurado, o sea que es una cosa que está empezando a coger forma. Y tenemos la sensación de que va a ir a más. Hay que buscar alianzas porque el espectador lo necesita y es importante que pongamos de nuestra parte. Que podamos crear unos espacios donde la gente pueda conocer e indagar, porque quizás no todo el mundo tiene en casa un móvil con las gafas de realidad virtual. Tenemos trabajos muy interesantes. Este año hay uno realizado por Alexandre Aja y protagonizado por Robert Englund (Campfire Creepers), que ha sido “la pieza”. Es importante, le da más valor a un festival, le das al público aún más ingredientes para continuar viniendo y ver otras cosas… El espacio Miramar está siendo un éxito, así que hay que continuar en esa vía. ¿Cuál es el futuro? Habrá que verlo, como Netflix y las plataformas. Son cosas que están iniciando una nueva vía de difusión. Hay que estar ahí, los festivales tenemos que ser un marco para estas tendencias; en nuestro caso dentro del género fantástico, terror y ciencia ficción.

En 2016 co-dirigiste el documental Herederos de la Bestia, sobre el impacto del clásico de Alex de la Iglesia, El día de la Bestia. ¿Cómo fue la experiencia de adentrarte en la realización? 

Tanto David (David Pizarro) como yo habíamos hecho un documental en el año 2010, Los Perversos Rostros de Víctor Israel, en relación al actor catalán. Llevo editando el fanzine El Buque Maldito desde hace muchísimos años, he colaborado con muchos festivales. David y yo escribimos el libro Silencios de Pánico hace unos años sobre la historia del cine fantástico y de terror español. Yo creo que ha sido producto de las ganas de hacer cosas, de continuar en esa dinámica de escribir, de dirigir en este caso. Herederos de la Bestia llega de esos proyectos que tienes en mente. Queríamos acercarnos a Silencios de Pánico, que habíamos escrito en el 2013, y cuando hablábamos surgían ideas sobre El Día de la Bestia. Era algo muy representativo, una película que marcó a esa nueva generación que había vuelto a abrir el cine fantástico en este país tras un declive absoluto en los años 80 donde el fantástico, al margen de la figura de Juan Piquer Simón y cosas aisladas como Angustia de Bigas Luna, las películas de Jesús Garay como La Bañera o Pasión Lejana, había quedado en tierra de nadie. Y Alex llegó hambriento con Acción Mutante y El Día de la Bestia. Y despertó la bestia, nunca mejor dicho, del género. Fíjate como a día de hoy hemos continuado, tras 23 años, con una cantera brutal que no para de regenerarse. En ese momento Jaume, Paco, Nacho Cerdà eran las voces pero los años han pasado y ha llegado J, ha llegado los Cronocrímenes de Nacho Vigalondo, ha habido una generación absolutamente grandiosa a nivel mundial. Incluso muchos directores estatales han tenido que irse, bien por obligación o por proyectos, como Jaume Collet-Serra o los hermanos Pastor. Yo creo que vivimos en un momento de explosión. El Día de la Bestia y la figura de Alex de la Iglesia ha sido vital desde su llegada en el año 95 con esa película. Y queríamos reflejarlo además como fans del cine de Alex de la Iglesia y de El Día de la Bestia, que me sigue pareciendo una película absolutamente brillante. De ahí el documental. Hablé con un Alex entre emocionado y atemorizado: “¿ya un documental sobre mi película?”. Y si, era un 20 aniversario, era necesario, y fue fascinante: el rodaje, los viajes a Madrid, la complicidad con todos; con Santiago Segura con el Gran Wyoming, con Arri y Biafra. Ha sido muy bonito y estamos muy contentos con la repercusión a nivel mundial. Justo hace un año la primera proyección era aquí, y ha pasado por medio mundo: Corea del Sur, Argentina, otros países latinoamericanos, Europa; estuvimos en Paris hace unos días presentándolo… Así que muy contentos con el recibimiento del documental. De alguna forma es ese movimiento que tiene uno desde que es un chaval de hacer cosas, de hacer fanzines, escribir, hacer documentales, ir a festivales. Es una especie de droga, muy sana, de estar activo y hacer un poco de todo.

¿Podemos esperar nuevos proyectos cinematográficos firmados por Diego López? 

Si, tengo un proyecto con Jack Taylor, un actor con el que nos une muchísima amistad desde hace muchos años. Para mí ver de chaval El Buque Maldito, justamente es el nombre de mi publicación, aquella película de Amando de Ossorio donde estaba entre su reparto Jack Taylor, María Perschy… me marcó. Jack Taylor es un auténtico icono del cine fantástico y de terror español desde aquellos años 70, de las películas de Jesús Franco, de Juan Piquer, de Ossorio. Estamos hablando para hacer una especie de cortometraje documental para el año que viene, en solitario ya que David tiene otro proyecto de libro. Es lo que me gustaría hacer con Jack Taylor. Considero que es una figura clave para entender el fantástico en este país, un actor de cuando había una industria y que a día de hoy continúa haciendo cine.

Diego López

Están siendo unos días históricos en la política Catalunya. ¿Afecta de algún modo a las previsiones del festival? ¿Algún mensaje que quieras transmitir al respecto?

Yo la política la tengo muy alejada de mi vida. No he votado nunca, no he seguido nunca ninguna alianza con ningún partido político. Básicamente no me interesa la política, siempre he estado en contra de los totalitarismos. Todo lo que sea dictadura, todo lo que quiera ser una prohibición no es factible en una democracia, o sea que absoluta repulsa hacia ello. Pero siempre he tenido una actividad política nula, igual que con el futbol. Todo este proceso lo veo un poco de lejos. Yo creo que no tiene que afectar al festival, por suerte no ha afectado prácticamente en nada. Está aquí, lógicamente, porque estamos en un momento en el que no es fácil, están pasando cosas a 30 kilómetros del festival que no son precisamente modélicas ni bonitas, y son muy complejas cuando hay una fractura tan clara, cuando hay dos polos que chocan, y donde el diálogo es lo más importante. Pero bueno, poco a poco creo que después de lo de ayer entrará un poco en razón, se calmará. Y es necesario para todo el mundo. Pero para el festival lo único, que comentaba al principio, lo de Stranger Things. La postura de los padres que, lo entiendo absolutamente, como padres de unos chavales medianamente jóvenes tenían cierto miedo y preferían que sus hijos no viajaran; como ya Ángel comentaba ya en una entrevista en Catalunya Ràdio hace unos días y, bueno, lo respetamos sin ningún tipo de problemas. Pero diría que es lo único donde nos ha podido afectar. A nivel de público realmente el festival está hasta arriba, incluso los días entre semana. Esperamos que el río vuelva a su cauce, que todo el mundo pueda dialogar y que todas las partes estén contentas con lo que puedan entablar. Pero yo no entro en política, nunca he entrado. Lo mío es ver cine y ya está.

Para acabar, y con mucha curiosidad por mi parte, ¿qué películas recomiendas a nuestros lectores? 

El festival está repleto de películas extraordinarias, por ejemplo tenemos la nueva película de Hélène y de Bruno que son los directores de Amer y que vienen a presentar su tercer trabajo (Laissez Bronzer les Cadavres) que me parece maravillosa. Veíamos estos días Brawl in the Cell Block 99 que, después de Bone Tomahawk, vemos como en esta segunda película los márgenes de la violencia han ascendido. Hay cosas súper interesantes, La Villana, una película coreana de acción trepidante que también se está pasando estos días. Tenemos obras bastante complejas que también es interesante que se muestren como podría ser The Maus de Yayo Herrero, una película con sus códigos, sus licencias; con una mirada al fantástico muy autoral y también pretenciosa pero que ha conllevado cierto debate en el día de ayer. Yo creo que la mirada que sigue teniendo el festival es muy amplia, hay muchísimas películas. Hay cosas estatales muy interesantes como la nueva película de Jaume Balagueró (Muse), como Matar a Dios. Yo creo que estamos en un año de cine muy divertido, también unas maratones de medianoche con películas como Game of the Death o The Bride que son realmente excelentes. O Phoenix Forgotten, un found footage que se adentra en todo el universo OVNI producido por Ridley Scott. Hay infinidad de propuestas, muy distintas. Yo creo que cada seguidor del cine puede encontrar su puntal; donde adentrarse y qué ver. Y bueno, invitar a todo el mundo a que venga al festival, que disfrute de las películas, y se lleve un buen recuerdo de este 50 aniversario.

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