1881 per Sagardi

Hay días grises, hay días normales y días para darse un homenaje. Si estás en uno del tercer grupo y sientes la necesidad de desconectar de todo (para empezar, de la actualidad política) y disfrutar paladeando cada letra del verbo mientras se te hace la boca agua, tenemos un plan: visita el restaurante 1881 per Sagardi. No se me ocurre mejor forma de comer y relajarte al mismo tiempo. Ubicado en la azotea del Museu d’Història de Catalunya, este elegantísimo restaurante con vistas al puerto hará que te olvides de cualquier problema y saborees lentamente los aromas del mar. Además, también puedes aprovechar el espacio y deleitarte con el skyline mientras tomas unos cócteles con amigos.

Volvamos a su cocina. Sí, mar, pero también carne. Son las dos mejores apuestas del Sagardi, que podrás además acompañar de una selección de platos de temporada. Y como el otoño tiene muchas cosas buenas, te aconsejamos fervientemente ir en esta época del año para poder disfrutar de sus platillos otoñales. Son de obligatoria degustación sus setas salteadas con yema de huevo del caserío (espectaculares ceps de potente sabor procedentes de los bosques de hayedos de Guipúzcoa y Navarra), así como sus pimientos del piquillo frescos (pelados a mano uno a uno y asados a la leña), y su suave crema de calabaza con papada de cerdo confitada. Esto es tan solo para que vayas abriendo boca, a partir de ahora te espera un viaje de lo más marinero. Apunta: imprescindible probar sus navajas del Delta del Ebro a la parrilla, seguro que nunca antes habías probado unas con tanto sabor. Los productos de proximidad de la cocina del 1881 per Sagardi y el mimo con el que están cocinados sugieren la combinación perfecta. Por eso, no dudes en probar su pescadito frito de la lonja o las almejas en salsa verde. Muy aromatizado todo, ideal para los que nos gusta rebañar los platos. Sus arroces no tienen desperdicio: colmarán los estómagos más ávidos de texturas y buen marisco. Las carnes, como ya nos tiene acostumbrados el Grupo Sagardi, acarician la perfección. Prueba su solomillo con pimiento de cristal (no hará falta que diga más). Y si eres más bien marino, inclínate hacia el pescado salvaje de la lonja: la corvina estaba espectacular, suculenta y en su punto, tan suave que se deshace en la boca.

Más allá de nuevas mezclas gastronómicas, hay algo que nunca falla: platos clásicos e ingredientes de calidad. En este recorrido mediterráneo puedes dejarte aconsejar y probar un buen vino mientras sientes la brisa marina a lo lejos, en el cielo, y también en el aroma de tu mesa.