Bag-Apart

Ellos no se recuerdan, pero saben que todo irá bien. A ella le falta un dedo y lleva veinte años fumando sin que nadie se entere. Él baja al bar de un hotel en busca de un alma solitaria con la que poder conversar. Mientras, ellos bailan un magnífico twist en medio de una hamburguesería. Un hombre se enamora de un programa informático con la voz de Scarlett Johansson. Un plano que comienza con el trasero de un gato. Ella, que lleva el tocadiscos a la playa. Un hotel rosa y simétrico situado en plena ciudadela de Budapest. El adolescente de la trenca azul que se enamora de la pirómana con eccema. Matilda quiere amor o muerte. «A veces, los viernes, Amélie va al cine…». Y entonces Adèle se enamora de la chica del pelo azul. «¡New York Herald Tribune!». ¿Quién mató a Laura Palmer?

En la vida, el presente ya ha pasado y el futuro es algo incierto. Nos dicen constantemente que debemos vivir el momento. Qué estúpido. ¿Qué hacemos si no? Siempre “vivimos el momento”, otra cosa es que a veces lo dejemos pasar porque no se ajusta a la altura de nuestras expectativas. Pero, ¿de qué sirve cada momento si no podemos guardarlo en una cajita y sacarlo para observarlo, revivirlo o mimarlo cuándo queramos? La tristeza de comenzar algo sabiendo que va a terminar. La tristeza de terminar algo sin saber ni cómo empezó. ¿Qué hacemos con toda esta angustia vital? La respuesta puede sonar algo utópica, pero la solución está en el cine. Porque el cinematógrafo es esa cajita que guarda los momentos. Es de lo que se encarga, son su objeto de estudio, y los cineastas son las personas que eligen el momento exacto que quieren guardar. Por si nunca lo habíais pensado, además de todas las maravillas que alberga el séptimo arte, el cine nos da esperanza ya que nos muestra cómo han sido las cosas, cómo son y cómo podrían ser. Por ello, amantes de los momentos, quiero presentaros Bag-Apart: un colectivo de cinéfilos que decidió juntarse con el objetivo de rescatar aquellas obras maestras y aquellos nombres majestuosos que habían quedado nublados y amenazados por el yugo del cine comercial (Godard, Truffaut, Jarmusch, Fellini…) y decidieron fundar un videoclub situado en el corazón de Barcelona, que más tarde fue bautizado con el nombre de VOID.

Cuando aún era común alquilar cine, el VOID fue el primer videoclub de Barcelona en propulsar estos nombres, en realzar el auténtico cine. Dispuso durante años de una tremenda acogida por parte de los amantes del séptimo arte, así que se creó también una pequeña sala dónde los amigos y los no tan amigos se reunían y durante unas horas compartían su pasión por la gran pantalla. El tiempo pasó, las salas de cine comenzaron a vaciarse. El VOID cerró sus puertas… y se hizo la oscuridad. Por suerte esto no es una película y aún existen cosas en la vida que son mejor que en el cine; y es que nosotros no tenemos la capacidad para crear finales, pero la tenemos para elegir comienzos. Fue entonces cuando los fundadores del VOID se dieron cuenta de que esos personajes seguían ahí, esperando, impacientes, a que alguien abriese su cajita de los momentos. Y entonces… «De esa inquietud nació Bag-Apart. El diseño gráfico y la ilustración, que eran otro nexo común entre nosotros, fueron los instrumentos para poder seguir rindiendo tributo personal a ese cine que tanto nos ha aportado en nuestras vidas y compartirlo con todos aquéllos que sienten y entienden, como nosotros, el cine».

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