Bar Lombo

Después de gourmetizar con éxito algo tan popular y arraigado como es el pollo a l’ast, y de convertir una barra de sushi en una de las reservas más deseadas de la ciudad, Eugeni de Diego y Ana Alvarado le han puesto el ojo a la comida Italiana. Bar Lombo es su tercer asalto culinario, esta vez con una propuesta de cocina italiana sin corsé. Tanto salen con una carbonara canónica como se desmelenan con un vitello tonnato cercano a un carpaccio crudo de solomillo.

El Lombo pretende ser una celebración de recetas regionales italianas, domadas con maestría por alguien con tanto tiempo a sus espaldas delante de fogones Michelin, como es Eugeni de Diego. Un tercio de la carta, siempre pendiente del mejor producto de temporada, está dedicada a entrantes italianos. Disfrutarás con la pizzetta frita con mortadela, su monumental bikini de porchetta, o con el carpaccio de atún (en mi visita, acompañado de ceps). Otro tercio de la carta está dedicada a la pasta fresca, siempre hecha en casa. Su carbonara, untuosa, potente, parece sacada del mismísimo Roscioli de Roma. Y los trofie al pesto son tan buenos como los que te tomarías en Génova. La parte más disruptiva de la carta se centra el los “lombos”: lomos de proteína que te pueden sorprender con un lomo de san pedro frito a lo fish and chips, un poco usual rape alangostado, o algo tan universalmente reconfortante como un gran escalope frito.

La excepcional y extensa bodega de vinos se encargará de que cada visita en el Lombo sea una experiencia a recordar. Aquí no solo se piden prestadas las recetas de Italia, sino sobre todo su obsesión por el producto, por el disfrutar con la cocina, y hacer de cada sentada en una buena mesa toda una experiencia hedonista.