Benzina

Me pierde la carbonara del Benzina. No soy el único obsesionado con su pasta con pecorino, guanciale crujiente y yema de huevo. Además de ser uno de los platos que más sale de la cocina del Benzina, su carbonara resume perfectamente el alma del restaurante: respeto por la tradición italiana, sin miedo a darle una voz propia. Nicola Valle lidera con solvencia Lombarda una carta que salvo algunos clásicos que no se tocan, se adapta al ritmo del mejor producto de temporada. Recetas italianas que ni reniegan de la innovación, ni se alejan de la tradición. Entre los entrantes destacan el tartar de ternera, hojaldre y cebolla ahumada, los cavatelli frescos al ragú de cordero o los paccheri caseros ripieni alla genovese y azafrán. Sigue con el rape con caviar de berenjena o el magret de pato con coliflor al horno. De esos clásicos que nunca abandonan la carta, disfrutarás con el vitello tonnato de altura, un frito mixto de pescado y marisco o por supuesto, una de las carbonaras más míticas a este lado del Mediterráneo.

Con los años, Benzina ha conseguido ganarse una clientela fiel en busca de un italiano sorprendente con un ambiente desenfadado pero elegante. Un equilibrio difícil en el que el Benzina se desenvuelve de maravilla. Súmale una carta de cócteles de autor con toque italiano, iluminación tenue, banda sonora a base de vinilos de rock’n’roll de los 60’s y 70’s, y tienes todos los ingredientes para una cena memorable. En una ciudad en la que históricamente se ha maltratado la carbonara, el Benzina por fin hace justicia al plato romano por excelencia. Un clásico que se colocará en lo más alto de tu lista de italianos de confianza.