No es fácil que un bocadillo de remolacha y espinacas encurtidas te consiga emocionar. De hecho, sería una hazaña casi imposible de imaginar si no fuera por la nueva Cafetería Botánica. Este pequeño rincón lleno de bondades gastronómicas se encarga de deshacer el mito que comida sana, sabrosa y sorprendente no pueden ir de la mano. Un cortísimo menú con un par bocadillos y onigiris es suficiente para que te entren ganas de pasar tus mediodías comiendo en el Poblenou.
Sandwich de proteína de coco, edamame y tomate seco o el bocadillo de remolacha, mostaza de cacahuete, zanahoria al curry y espinacas encurtidas te dan una idea de la magnitud a la que te puedes enfrentar un día cualquiera en la Cafetería Botánica. Los sandwiches se complementan con postres a la altura firmados por Miquel Coulibaly, enfant terrible de la escena chocolatera indie y responsable del proyecto. Probé el elástico de chocolate, pero sigo con ganas de cualquiera de las tartas artesanas del mostrador. Café de especialidad y limonadas naturales maridan perfectamente con el resto de platos.
Hermano del Cafetería Industrial, el local lleno de muebles de estilo Mid Century ocupa uno de los accesos al coworking apocapoc, una verdadera joya arquitectónica escondida del Poblenou. Esta nueva aventura de Coulibaly te devolverá la fe donde menos te lo esperas: aún quedan lugares honestos y sorprendentes por descubrir y comer bien.
