Encontrar un buen chino de chinos es complicado. Hasta ahora la única opción respetable era el Chen Ji de la calle Ali Bei, pero puede que el Casa de Waipó sea su digna alternativa. Al mismo nivel de autenticidad y platos deliciosos del Chen Ji, el Waipó tiene una demoledora arma secreta: platos extremadamente picantes de cocina de Sichuan. Su pollo frito picante con cayena y pimienta de Sichuan te deja la lengua entumecida. Hasta puedes sentirte un poco noqueado después de la comida, pero es tan ardientemente adictivo que vas a tener ganas de más. En la carta hay más de cien platos, todos acompañados de su foto. Nos lanzamos a por el pollo frito (“muy picante” repetía la camarera), la sopa picante de ternera, el pincho de coliflor, dumplings, fideos y arroces variados. Todo exquisito. A pesar de los pósters de pizzas colgando en la calle, el nivel de autenticidad del Waipó está por las nubes. Le pedimos a la camarera que bajara el volumen del X Factor chino que daban por la tele, mientras el resto de comensales chinos sorbían sus fideos sin inmutarse. Ni el comedor ni la higiene van a pasar a la historia, pero si te atreves a probar el Waipó puede que te quedes atrapado para siempre. Dicen que el picante agita las endorfinas, yo ya estoy buscando una excusa para volver.
