Chelsea

Sí, vamos a hablarte de otra hamburguesería. Ya, ya… Sabemos que estás un poco harto de la burger-fiebre que ha invadido Barcelona estos últimos años, pero tranquilo. Aquí no encontrarás elaboradas recetas gourmet ni ketchups artesanales ni cinco tipos de panes diferentes para elegir. Tampoco te clavarán 8 euros por una hamburguesa, claro. El Chelsea vendría a ser la cara B de las hamburgueserías modernas y recatadas. Pero una cara B de las buenas, porque esta hamburguesería del Paral·lel es todo un clásico y en ella todo, TODO, es de lo más auténtico. Un cartel con un Obama sonriente te recibe a la entrada, las patatas fritas son un escándalo, la carta es sencilla pero no le falta de nada, hay teléfonos en las mesas para llamar al camarero y, ojo al dato… ¡hay carrito de postres! Además, también tienen sándwiches, bocadillos y todo tipo de suplementos que no deberían faltar en un buen menú yanki obstruye-arterias (aros de cebolla, patatas con mayonesa, alitas de pollo o nuggets, entre algunas otras delicias). Lo dicho, un must en mitad del Paral·lel, especialmente recomendable para comidas o cenas resacosas y presupuestos ajustados. Let’s go!