Gats

Hay restaurantes a los que vuelves por el ambiente y otros que te atrapan por la comida. El nuevo Gats es un ejemplo de libro de local con encanto desbordante y buena cocina llena de platos que llaman la atención. Lo primero que impacta del Gats es el inmenso ventanal abierto hacia la calle Xuclà (llena hasta la bandera de terrazas, músicos, turistas perdidos y otra fauna ravalera). Si hay mesa libre, siéntate allí y disfruta de las vistas al espectáculo. El Gats está escondido en un antiguo edificio reformado, en el que se ha cuidado el interiorismo hasta el último detalle. El resultado final es un equilibrio entre elegante informal, y comedor de casa en el que te quedarías durante horas y horas. Buen mix para llevar gente a comer allí y quedar bien con todo el mundo. La cocina sigue la Fórmula Barcelona que tanto funciona hoy en día: tapas y platos de toda la vida con un giro moderno (muy bien ejecutados), algún plato asiático, y opciones de comida sana sin comprometer sabores interesantes. Nosotros empezamos por baba ganoush con pan de pita, las croquetas de berros, puerros y nueces y la burratina con berros y remolacha encurtida con un emplatado de foto. De segundos cayó el arroz al carbón de verduras y un curry de gambas. Todo fue devorado con nota. Ésta última apertura lleva el sello del grupo En Compañía de Lobos, garantía de que vas a quedar bien vayas con quien vayas. Una interesante nueva opción para volver al Raval.