Gopal

El Gopal responde al nombre de un dios hindú, protector de los animales, especialmente de las vacas, como uno se puede imaginar viniendo de la cultura india. Pero esto no va de religiones. Bueno, o tal vez sí. En el Gopal se profesa una religión, y es la vegana. Sonará aburrido (gastronómicamente hablando, porque los propietarios son de los más salao), pero nada se aleja más de la realidad. Su comida es deliciosa. Su hamburguesa de seitán de verduras nada tiene que envidiar a una de vacuno (ahora alguno se reirá), o su tortilla (¡sin huevo! cosa que inocente de mí siempre me ha parecido un misterio) o sus croquetas vegetales. Y suma y sigue. La prueba evidente de su éxito es que en horas punta la cola da la vuelta a la manzana. Además es barato y hacen take away. Algo deben de tener esas cuatro paredes porque, según cuentan Maya y Osmany, en el Gopal viven «entre lo surrealista y lo rococó». Seguramente su localización en plena «Plaza del Tripi» desde hace casi diez años puede responder al hecho de que cada día te cuenten una historia diferente de lo que ahí se cuece. Yo volveré porque me quedé con ganas de testear los rollitos de canela. Haz tú lo mismo, bájate al gótico y entra, que seguro te pasa algo porque como dicen: «en el Gopal tenía que ser».