Pikio Taco

Hay veces en que Barcelona no es Barcelona: encajadas en las esquinas puedes encontrar puertas que te transportan, en un suspiro, a otro tiempo y lugar. Una de estas puertas se encuentra en el carrer de Còrsega y cruzarla puede ser el camino más rápido para conectar Barcelona con México D.F. Estamos hablando de Pikio Taco, probablemente el rincón más chilango de la ciudad. Cada pequeño detalle ayuda a transportarte a tierras mexicanas, la música y la decoración están escogidas con tiento y entre corridos y murales de colores puedes respirar durante un rato verdadero aire mexicano.

Nos lo dicen sus camareros, Víctor y Fernando: “esta es la única taquería de Barcelona donde se sirve auténtico chili con los nachos”. Fernando, la mente tras los fogones, ha recorrido gran parte de México, pero fue en el D.F dónde aprendió a hacer tacos. Para él son los mejores, los más contundentes y sabrosos. Y en cuanto a sabor, no le falta razón, en la vida he probado tacos de gusto más exquisito, cada mordisco es perderse en una combinación de sabores incomparables, ya sea con la cochinita pibil con cebolla morada en escabeche y frijoles en el “Yucatán”, el delicioso pollo marinado con crema agria, queso fresco, mole y ajonjolí del “Oaxaca”; o el exótico y vegetariano “Puebla”, hecho con nopales (cactus) canónigos y chimichurri de rábano. 
Mención aparte merecen también los Nachos Pikio, aderezados con queso cheddar, chilli con carne, pico de gallo, crema agria y jalapeños, una auténtica bomba de relojería esperando para estallar en tu paladar. Pero por supuesto, un banquete de estas características tiene que ser regado, la mejor solución que encontré para esto fueron sus cócteles Frozen Margarita que, con el borde del vaso mojado en zumo de lima y un toque de chile en polvo, se convierten en el acompañamiento perfecto en el camino a tu corazón y estómago. Y si esto no es suficiente para los más valientes, aún queda una carta de postres que podría tumbar al más goloso. Mencionar la suavísima mousse de limón del maravilloso Carlota, hecha con crumble de galletas María, perfecta para dar una nota dulce a la degustación.

Al terminar, toca volver al mundo real: perderse entre las calles de Gràcia con un buen recuerdo en la mente y el estómago lleno de buenas sensaciones. No queda sitio para la nostalgia, siempre podremos volver.

//fotografías de Alejandro Romero