Pla

Pasar una noche romántica en el centro Barcelona puede ser real. Y digo romántica de verdad, nada de zafias imitaciones. El Pla es un clásico inagotable. A la luz de las velas te espera un ambiente único, entre lo sensual y lo elegante. En el Pla todos son murmullos, todo es sutil. Hay una especie de pacto silencioso entre los comensales para que la calma sea plena. Así que te encontrarás con otra parejas o grupos, pero la sensación de intimidad permanece prácticamente intacta todo el tiempo: una magia especial se respira en el ambiente.

Casi veinte años avalan el buen hacer de este restaurante, perfectamente ubicado, casi como un sabroso escondite, entre las callejuelas del Barrio Gótico. Si eres amante del vino, has dado con el lugar. Jamás encontrarás una carta tan completa, llena de tantas y tan deliciosas variedades. ¡Te costará elegir! Si estás algo perdido entre nombres y sabores y quieres que la combinación sea inmejorable, merece la pena dejarse aconsejar. En su carta encontrarás delicias de temporada con un giro creativo. Tapas y platillos que juegan con nuestros ojos y nuestras papilas gustativas a la perfección. Porque en el Pla lo visual cobra una nueva dimensión y verás aparecer frente a ti verdaderas obras de arte gastronómicas. Si buscas una experiencia completa, darás con una infinita variedad de sabores y texturas en su muy recomendable menú de degustación. En él hay que destacar el carpaccio de rábano daikon y sin salazón, acompañado de una crema de champiñones y sésamo, una original exquisitez. Mención aparte merece el rape en un dashi de miso con col y almejas, que continúa poniendo en alerta todos nuestros sentidos. Su remolacha de temporada con espuma de Jerez es posible que te haga rejuvenecer. Materias primas de temporada y un juego sorprendente con especias e ingredientes maravillosos hacen que sus platos te dejen hipnotizado. Su postre de cremoso de albahaca, bizcocho de aceite de oliva virgen, sorbete de frambuesa y avellana cerrará una noche difícil de olvidar. Pero mejor será que lo compruebes por ti mismo.

Degusta lentamente cada bocado, no querrás que termine jamás.