Poco se podía imaginar Joan Casas que su viaje a Berlín en 1962 cambiaría los domingos de tantas familias españolas. En ese viaje, Joan descubrió un horno vertical a gas donde asaban pollos lentamente. No se lo pensó dos veces (él tenía una granja de pollos en Hostafrancs), y decidió traer ese delicioso invento a Barcelona. Así nació Kikiriki, pionero del pollo a l’ast en la ciudad, y el resto es historia. Al cabo de poco tiempo decidieron acompañar el pollo con copas de cava, consiguiendo popularizar su consumo más allá de fiestas y celebraciones. Fast forward 60 años y tres generaciones después, Marc Martínez, nieto de Joan, decidió abrir Rooster & Bubbles, dando un nuevo giro al entrañable pollo a l’ast que introdujo su abuelo. Pollos, pero aquí también cerdo, cordero y calabaza de violín se asan lentamente en esta rostisseria moderna del Born. La carta se adapta a los nuevos hábitos, con una propuesta de proteína al plato, en ensalada o en forma de interesantes bocadillos.
El Rooster & Bubbles es confortablemente elegante, fast fine como lo definen ellos, con un salón e interiorismo cuidados que invitan a comer en el local, experiencia no siempre recomendable en rostisserias más tradicionales. En breve introducirán de nuevo su propio cava de la casa, que servirán en las mismas copas Pompadour que popularizó el abuelo Joan. De nuevo, una agradable propuesta con un pie en la tradición familiar y el otro en la modernidad, de una de las estirpes con más solera en mundo del pollo a l’ast.
