El nuevo Servicio Continuo no podría ser más redondo: coctelazos, interiorismo despampanante y comida asiática le han valido para encabezar la lista de aperturas más interesantes del año. Por partes, Servicio Continuo se define como una coctelería en la que se puede comer hasta la madrugada. La carta de cócteles está llena de clásicos con algún giro actual. Cócteles directos y perfectamente ejecutados sin parafernalias, como tendría que ser. El interiorismo cuidadisimo hasta el detalle (entre club privado de Londres y coctelería clandestina de Nueva York) invita a pasar horas en la barra escuchando buena música a un volumen educadamente alto. En la minúscula cocina Carlos Yánez (ex-Santa Burg) se encarga de sacar platos con influencia asiática pero también francesa o neoyorquina. Por favor, empieza por el pollo frito con salsa hoisin, los dim sum vegetarianos, la flor de calabaza rellena de brandada o los mejillones al curry verde (usa el arroz para rebañar la salsa que queda en el plato). Están para llorar. De segundo nos pedimos unas costillas cantonesas de cerdo que se deshacen y una ración de fish & chips fresquísimo fuera de carta. Nos quedamos con ganas de probar el chuletón envejecido 21 días, pero así nos guardamos una excusa para volver pronto. Servicio Continuo es pequeñito (apenas 8 mesas en las que ya se tiene que pedir reserva en fin de semana) pero ha salido con ganas de dar buena guerra. Por suerte para los amantes de los cócteles, estamos ante el nacimiento de un clásico instantáneo.
