Cada vez nos encontramos más con restaurantes que apuestan por el producto de calidad y proximidad. Se acabaron las conservas y los cultivos fuera de temporada. Esto quiere decir que la carta de estos locales va cambiando según lo que toque en cada época del año. Y eso nos gusta. Si el huerto nos trae tomate, bienvenido será. Exacto, son las estaciones y el clima los que mandan en la carta..
Toto es un local con mucho encanto. Ideal tanto para cautivar en una primera cita, para tener una reunión de amigos, o sencillamente para merendar y leer tranquilamente. Elegancia y cultura, ya que en sus estanterías nos encontramos con una selección de libros. La decoración corre a cargo de Lázaro Rosa-Violan, y creedme que se nota. Sofisticación y calidez cuidadas al detalle. La ruta de sabores que nos ofrece Toto es hacia las mejores materias primas. Productos frescos y una presentación sencilla. Cuando las cosas se hacen bien, no necesitamos más. La dieta mediterránea cobra en este local una nueva dimensión, y es que nuestra gastronomía bien merece un pódium. Para empezar, te recomendamos encarecidamente probar su remolacha asada, naranja sanguina, queso de cabra y nueces tostadas. Una verdadera sorpresa. Otros platos que no deberían faltar en tu recorrido: el espectacular tartar de solomillo con alcachofa de Jerusalén; el cangrejo de concha blanda con alioli y ensalada; los gnudi, desnudos de ricota, tomate cherry y parmigiano; o el sublime cordero de larga cocción con vignarola de verduras y prosciutto. Un consejo: deja hueco para probar sus tartas caseras, merecen la pena no sabes cuánto.
Toto nos presenta una propuesta slowfood en la que todo combina bien. Te lo dicen ellos y lo confirmamos nosotros: quien prueba repite.
(fotografías de los platos Laura Rosal)