Vermutería La Cava

Hay platos que te roban el corazón. Los calamares con allioli de kimchi de la vermutería La Cava son para pedírtelos con los ojos cerrados. Picante, crujiente, salado, tierno… todo en un solo platito. Las tapas de La Cava son así: platos de toda la vida con un giro moderno. El menú se basa en conservas, embutidos, fritos, bandejas de combinados, y en unas semanas, empiezan a servir molletes (spoiler alert para foodies: la nueva tendencia 2015). Todo muy tradicional, pero preparado y emplatado con mimo. Si buscas bien en la carta, puede que encuentres hasta anchoas con dulce de leche. Y todo está sorprendentemente bueno. El servicio es desenfadado pero atento, y el local es acogedor: una barra delante, para tomar algo al vuelo, y unas mesitas con sillas detrás para sentarte a cenar. De los mismos propietarios del restaurante La Pepita (que está dos puertas más arriba en la misma calle), La Cava es ideal para matar el tiempo mientras esperas tu turno para cenar allí. Sin Facebook, ni web, y con apenas dos semanas de vida, ahora es el momento de descubrir La Cava, antes de que haya cola aquí también, y los de La Pepita tengan que abrir un tercer local en la misma calle.