Un frustrado y casi patético escritor que busca reencontrar un resquicio de fama al adaptar su única novela exitosa al cine. Este es el perfil de Álex Pareja, el protagonista de La maniobra de Heimlich. Se trata del primer largometraje, en forma de falso documental, del director Manolo Vázquez, que ha llegado a los cines este 27 de noviembre. Una imprevisible comedia claramente satírica que tiene como escenario principal la Barcelona más cultureta. El film narra los acontecimientos que envuelven al caricaturesco Álex – interpretado por Jacob Torres – mientras trata, torpemente, de rodar su primer película sobre la novela que escribió diez años atrás y sobre la que juró y perjuró que nunca se haría una adaptación cinematográfica. Evidentemente, el deseo de fama y éxito le hacen olvidar ese juramento. Si todos estos detalles sobre el protagonista no son suficientes para hacerse una idea mental de su perfil, cabe añadir que la trama de la ficticia novela es sobre la muerte de su novia. Al parecer, mientras cenaban en un lujoso restaurante, la chica se atragantó fatídicamente con el pollo y murió asfixiada ante la impotente mirada de Álex. El film nos demuestra que tras un problema siempre viene otro y que la arrogancia y el narcisismo gratuito solo llevan al más profundo de los fracasos. ¿Lo más bueno del film? La autocrítica a la que se somete todo lo que envuelve al mundo literario y al cinematográfico y, para ello, la participación muy acertada de autores de la talla de Quim Monzó, Lucía Etxebarría o Enrique Vilamatas. Además de Jacob Torres, el reparto no se queda corto: un Jordi Vilches en su pura esencia más macarra y una brillante – aunque corta – interpretación de Miki Esparbé que complementa a la perfección las actuaciones de Marta Torné y Alba Yáñez, entre otros. Una comedia obligada para los más cinéfilos y también para los que quieran pasar un buen rato. Solo esperamos que este sea el primero de muchos otros largometrajes de Manolo Vázquez y que nos siga seduciendo más y mejor.
